Sumisión, Oscar Taborda

«A medida que me internaba en la lectura de Sumisión sentía que estaba mirando siempre por el rabillo del ojo. Y es que esta novela, como el resto de la obra de Taborda, parece funcionar como un río que se bifurca en pequeños esteros, canales sucios, tapados de camalotes, islitas anegadas. Esta contaminación de minúsculas escenas inconclusas, de una cosa que lleva a la otra, produce un efecto de ensoñación, de confuso dejarse llevar por la corriente.»

Selva Almada
Prólogo

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