| 2 cuotas de $9.000 sin interés | CFT: 0,00% | TEA: 0,00% | Total $18.000 |
| 1 cuota de $18.000 sin interés | CFT: 0,00% | TEA: 0,00% | Total $18.000 |
| 2 cuotas de $10.951,20 | Total $21.902,40 | |
| 3 cuotas de $7.522,80 | Total $22.568,40 | |
| 6 cuotas de $4.115,70 | Total $24.694,20 | |
| 9 cuotas de $2.953,20 | Total $26.578,80 | |
| 12 cuotas de $2.376 | Total $28.512 | |
| 24 cuotas de $1.695,22 | Total $40.685,40 |
| 3 cuotas de $7.749,60 | Total $23.248,80 | |
| 6 cuotas de $4.254,30 | Total $25.525,80 | |
| 9 cuotas de $3.183,40 | Total $28.650,60 | |
| 12 cuotas de $2.607,15 | Total $31.285,80 |
| 3 cuotas de $7.771,80 | Total $23.315,40 | |
| 6 cuotas de $4.376,40 | Total $26.258,40 |
| 18 cuotas de $1.907,20 | Total $34.329,60 |
| 1 cuota de $18.000 sin interés | CFT: 0,00% | TEA: 0,00% | Total $18.000 |
La poesía se construye en sólido sin albañiles ni presencia de ningún sindicato, intervienen materiales que perduran por siempre y terminan creando un espacio tan palpable como el hormigón, es hormigón mental. Se puede habitar en ella, se puede volver a ella. A mediados de los ochenta atravesaba el fin de la adolescencia en el barrio de Lanús, un paisaje compuesto en distintas gamas de grises y pardos. Un grupo de referentes, a los que llamábamos 'Los grandes' porque tenían la cualidad de conseguir y usar drogas, deciden aventurarse de vacaciones a Río de Janeiro. Este pequeño grupo de muchachos que promediaba a los 22 años estaba compuesto por dos Betos, un Cosme, un Fabián y un personaje bastante colorido del que no se conocía demasiado, llamado Carlitos Vicio. Carlitos era el más inocente del grupo, tenía un talento especial para imitar voces de los distintos megáfonos y propaladoras que en esos tiempos pasaban por el barrio vendiendo sandías, pescado, cacharros y comprando de todo, a lo que usualmente se llama botellero o caqrros de cirujas. Carlitos tenía un aspecto inofensivo, de gran porte y relleno, con melena hasta los hombros parafinada hacia las puntas. Resulta que este grupito de jóvenes ni bien llegaron a la capital Carioca se fueron con sus bolsos y pertenencias a la playa de Copacabana, armaron un porro gigante y lo prendieron como quienes disfrutan en un podio tras haber llegado a la meta de su travesía. Pasaron tan solo unos minutos cuando se vieron rodeados por la policía que con muy malos modos los encarceló.
