| 2 cuotas de $17.500 sin interés | CFT: 0,00% | TEA: 0,00% | Total $35.000 |
| 1 cuota de $35.000 sin interés | CFT: 0,00% | TEA: 0,00% | Total $35.000 |
| 2 cuotas de $21.294 | Total $42.588 | |
| 3 cuotas de $14.627,66 | Total $43.883 | |
| 6 cuotas de $8.002,75 | Total $48.016,50 | |
| 9 cuotas de $5.742,33 | Total $51.681 | |
| 12 cuotas de $4.620 | Total $55.440 | |
| 24 cuotas de $3.296,27 | Total $79.110,50 |
| 3 cuotas de $15.068,66 | Total $45.206 | |
| 6 cuotas de $8.272,25 | Total $49.633,50 | |
| 9 cuotas de $6.189,94 | Total $55.709,50 | |
| 12 cuotas de $5.069,45 | Total $60.833,50 |
| 3 cuotas de $15.111,83 | Total $45.335,50 | |
| 6 cuotas de $8.509,66 | Total $51.058 |
| 18 cuotas de $3.708,44 | Total $66.752 |
| 1 cuota de $35.000 sin interés | CFT: 0,00% | TEA: 0,00% | Total $35.000 |
Guille y Belinda, las protagonistas de esta magnífica serie obra de la fotógrafa estadounidense Alessandra Sanguinetti, son dos primas que viven en una granja familiar en Maipú, a 300 kms. de Buenos Aires.
Tras cultivar una íntima relación con las niñas desde 1999 cuando desarrollaba su anterior trabajo, Alessandra captura sus imágenes inspiradas en las fantasías, las expectativas y los miedos que acompañan la transición psicológica y física de la niñez a la edad adulta.
Esta serie fue realizada en el transcurso de cinco años y retrata escenas rurales diarias, donde también se mezclan la fragilidad y candidez de las chicas con lo abrupto y masculino del contexto rural. Las dos primas tenían diez y nueve años respectivamente cuando Sanguinetti comenzó a fotografiarlas con la intención de retratar las transformaciones físicas y psicológicas de las niñas mientras se desarrollaban.
En lugar de adoptar una forma de narrativa documental más tradicional, Sanguinetti se concentró en los deseos y los sueños de sus activas imaginaciones. La autora señala, "Intenté interpretar el final de su niñez al entrar en sus espacios imaginarios. El tiempo en que los sueños, fantasías y miedos se confunden y entremezclan con la vida cotidiana se les estaba acabando y las imágenes creadas intentan cristalizar ese espacio personal y libre que iba desapareciendo".
El uso tan especial de la luz natural y su paleta de colores acrecienta el realismo de su discurso sin apartarnos de cierta magia y nos recuerda de algún modo a las pinturas del realismo holandés (Vermeer). De algún modo también sus retratos nos recuerdan a los de algunas pioneras de la fotografía victoriana (Julia Margaret Cameron) y su enigmático imaginario poético.
