| 2 cuotas de $9.450 sin interés | CFT: 0,00% | TEA: 0,00% | Total $18.900 |
| 3 cuotas de $6.300 sin interés | CFT: 0,00% | TEA: 0,00% | Total $18.900 |
| 1 cuota de $18.900 sin interés | CFT: 0,00% | TEA: 0,00% | Total $18.900 |
| 2 cuotas de $9.450 sin interés | CFT: 0,00% | TEA: 0,00% | Total $18.900 |
| 3 cuotas de $8.133,30 | Total $24.399,90 | |
| 6 cuotas de $4.626,09 | Total $27.756,54 | |
| 9 cuotas de $3.445,26 | Total $31.007,34 | |
| 12 cuotas de $2.870,91 | Total $34.450,92 | |
| 24 cuotas de $2.216,89 | Total $53.205,39 |
| 3 cuotas de $8.137,08 | Total $24.411,24 | |
| 6 cuotas de $4.467,02 | Total $26.802,09 | |
| 9 cuotas de $3.342,57 | Total $30.083,13 | |
| 12 cuotas de $2.737,51 | Total $32.850,09 |
| 3 cuotas de $8.427,51 | Total $25.282,53 | |
| 6 cuotas de $5.003,78 | Total $30.022,65 |
| 18 cuotas de $2.410,17 | Total $43.383,06 |
| 1 cuota de $18.900 sin interés | CFT: 0,00% | TEA: 0,00% | Total $18.900 |
En La pajarera Eduardo Plaza (1982) despliega un admirable abanico narrativo para delinear Coquimbo o, más específicamente, sus recovecos y su imaginería. Un caudillo busca transformar la ciudad en un epicentro del turismo pirata y, a la vez, en un muestrario de todas las potencias del mundo; una celebración anual empuja al frenesí colectivo, pero también a charlatanes y criminales; el guitarrista de una célebre banda de cumbia elige —después de recorrer el país y el extranjero— no moverse del nido; una adictiva investigación advierte la presencia y la negación de los changos como pueblo originario de la bahía; y como telón de fondo, siempre latente y delicado, un cuadro familiar lleno de grietas, fantasmas, giros y rearmes.
A medio camino entre la crónica, la novela y el mejor relato periodístico, Eduardo Plaza logra —con sutileza, precisión y un asombroso tino narrativo— una voz que sopla suave, pero, al mismo tiempo, remece mediante un humor punzante y una melancolía tan enigmática como conmovedora. Un libro híbrido, entretenidísimo, apreciable.
“Es mayo y no he vuelto a Coquimbo. Hay una barrera sanitaria que lo impide. Para cruzarla debes demostrar que no estás contagiado y justificar el viaje con una razón importante, sensata. Mostrar papeles. No vale decir tímidamente que extrañas a Nora. Que te has equivocado mucho y que quieres ir a dormir a la pajarera. Y que ya descubriste hasta dónde llegan esos rieles: a ninguna parte”.
