| 2 cuotas de $9.500 sin interés | CFT: 0,00% | TEA: 0,00% | Total $19.000 |
| 1 cuota de $19.000 sin interés | CFT: 0,00% | TEA: 0,00% | Total $19.000 |
| 2 cuotas de $11.559,60 | Total $23.119,20 | |
| 3 cuotas de $7.940,73 | Total $23.822,20 | |
| 6 cuotas de $4.344,35 | Total $26.066,10 | |
| 9 cuotas de $3.117,26 | Total $28.055,40 | |
| 12 cuotas de $2.508 | Total $30.096 | |
| 24 cuotas de $1.789,40 | Total $42.945,70 |
| 3 cuotas de $8.180,13 | Total $24.540,40 | |
| 6 cuotas de $4.490,65 | Total $26.943,90 | |
| 9 cuotas de $3.360,25 | Total $30.242,30 | |
| 12 cuotas de $2.751,99 | Total $33.023,90 |
| 3 cuotas de $8.203,56 | Total $24.610,70 | |
| 6 cuotas de $4.619,53 | Total $27.717,20 |
| 18 cuotas de $2.013,15 | Total $36.236,80 |
| 1 cuota de $19.000 sin interés | CFT: 0,00% | TEA: 0,00% | Total $19.000 |
Posadas, verano de 2001. Una chica de veinte años vuelve desde Buenos Aires a la casa familiar para ayudar a extraer los dólares de la caja de seguridad de un banco. Son los ahorros de su madre y su segundo padre. En el contexto de la crisis y el malestar social creciente, contra el calor y sumida en la cadencia de provincia, el regreso a la ciudad natal despierta en ella una corriente de especulaciones acerca del dinero y la familia, el pasado y el futuro, la riqueza y la pobreza, la Capital y el interior. Mientras el relato avanza con el ritmo imparable de un río caudaloso, la corriente va sedimentando observaciones lúcidas junto a un dejo de humor y una fina ironía sobre las cíclicas crisis argentinas, y convierte a esta novela en una lectura reveladora, enormemente disfrutable, casi una catarsis o una epifanía.
Así empieza: «Conviene tener siempre un comienzo a disposición, algo dispuesto a arrancar en el preciso instante en que se dice ahora porque todo comienzo es una promesa de continuidad y a veces
—muchas veces— con la promesa alcanza. Así que esto empieza ahora, en el instante en que mi segundo padre se pone a buscar los fajos de cien dólares y a releer viejos títulos de autos o propiedades, como si buscara en ellos un ancla, una serenidad. Estamos en una sala angosta, rodeados de pequeñas cajas de seguridad empotradas en las paredes y en el centro una mesa que, contra todo pronóstico, es de madera maciza. El frío sintético del aire acondicionado cumple también un papel crucial. Afuera hace treinta y tres grados, pero los diecisiete del interior parecen garantizar que en esta sala las respuestas serán sólidas. A la caja 232 le sigue otra con el número 233 y en Posadas, capital de la provincia de Misiones, esos elementos bastan para conformar la bóveda del Banco City».
