Estás muy callada hoy, Ana Navajas

$17.500

Si me preguntan por qué me gustó Estás muy callada hoy, la primera novela de Ana Navajas, lo primero que pienso es en una herejía. Apenas arranca el libro la narradora-protagonista se anima a desobedecer el deseo de una muerta. Una muerta que acaba de partir y quería que la cremaran. Una muerta que es su madre. No hay spoilers aquí: la primera oración del libro anuncia: "El cementerio donde está enterrada mi mamá es mi jardín favorito". Enterrada. Después la novela -breve, tiene 143 páginas- trata de eludir el tema, de esquivar la muerte de la madre, y sin embargo esa muerte zumba en el texto como unas cuantas moscas sobre una mesa de hule en una tarde de verano. La narradora viene de una familia del litoral, allá murió la madre, allá sigue el padre. La novela va y viene entre esos territorios y el campo de los suegros: ella tiene marido e hijos, pero lo que quiere ahora -va a ser difícil- es estar sola. La muerte, esa con la que parte la novela, ocurrió el 25 de mayo. El libro avanza hacia los días cálidos como la vida en el primer año de un duelo: pasan cosas irrelevantes, pasan cosas relevantes, el dolor vuelve a veces disfrazado de otros dolores, los chicos crecen. Todo con un lenguaje seco, extrabrut, sencillo. Como el de quien no está para chiches.

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