| 2 cuotas de $12.500 sin interés | CFT: 0,00% | TEA: 0,00% | Total $25.000 |
| 1 cuota de $25.000 sin interés | CFT: 0,00% | TEA: 0,00% | Total $25.000 |
| 2 cuotas de $15.210 | Total $30.420 | |
| 3 cuotas de $10.448,33 | Total $31.345 | |
| 6 cuotas de $5.716,25 | Total $34.297,50 | |
| 9 cuotas de $4.101,66 | Total $36.915 | |
| 12 cuotas de $3.300 | Total $39.600 | |
| 24 cuotas de $2.354,47 | Total $56.507,50 |
| 3 cuotas de $10.763,33 | Total $32.290 | |
| 6 cuotas de $5.908,75 | Total $35.452,50 | |
| 9 cuotas de $4.421,38 | Total $39.792,50 | |
| 12 cuotas de $3.621,04 | Total $43.452,50 |
| 3 cuotas de $10.794,16 | Total $32.382,50 | |
| 6 cuotas de $6.078,33 | Total $36.470 |
| 18 cuotas de $2.648,88 | Total $47.680 |
| 1 cuota de $25.000 sin interés | CFT: 0,00% | TEA: 0,00% | Total $25.000 |
Conocido como autor de ficciones tan imaginativas como perfectas, crítico implacable siempre atento a los destellos de los géneros, Elvio Gandolfo ha venido escribiendo y escondiendo, a lo largo de su vida, espléndidos poemas.
Aquí hay algunos de ellos, que arman una especie de diario personal. No renuncian a narrar, pero buscan el momento en que la narración se detiene en una frase que alguien dijo, en un recuerdo obstinado, en un instante de armonía o lucidez. En todos los poemas hay como el eco de una conversación; a veces se trata de esas conversaciones que tenemos con nosotros mismos.
Recorren estos poemas un catálogo de pasiones: la lectura y las discusiones que nacen con la lectura; su padre, el gran Francisco Gandolfo, retratado en su último año; el cine (de Nicholas Ray a David Lynch); el amor por las tres ciudades que se disputan al autor (Rosario, Buenos Aires y Montevideo); las reuniones de una familia numerosa y singular; las largas caminatas; la amistad hecha de conversaciones y cafés.
Se habla en algún poema del “dios de lo mismo”, pero a Gandolfo le ha tocado el otro: el dios de lo variado, de la sorpresa, del humor. Como en sus mejores relatos, la vida literaria y los relámpagos de la experiencia se unen para la melancólica felicidad del lector.
Pablo De Santis
