la suite del agua y la piedra, claudio suárez

$8.000

El concepto de suite, instalado por y desde la disciplina artística de creación y crítica musical, es una base sobre la cual se va a edificar un aspecto, acaso central, de este libro del ya prolífico poeta Claudio Suárez.

En principio, los conceptos de unión en una sola obra, es decir en un transcurso, aparece como una suerte de continuum, integrado y cohesionado por unidades breves enlazadas en “situaciones” a menudo distintas, pero enlazadas por un tono común, nunca del todo distantes.

Sucesión con elementos -como danzas o melodías, por ejemplo- de caracteres propios y ritmos que de alguna manera manifiestan un sentido dramático de contraposición pero que también expresan una idea de sucesión integrada, es decir un hilo discursivo.

Tanto como en la música, aunque seguramente con menor precisión, en poesía también se trata de un asunto de tono hasta en la diversidad. A propósito, reparemos en el lamentable casi abandono de estudios preceptivos o retóricos, lo que continúa siendo una deuda aparentemente lejana de saldarse en los abordajes de las producciones poéticas. Pero en este caso del libro que nos ocupa, la apelación al término señala una vía que contempla una forma no sólo en la construcción sino también en la mirada común entre el autor y el hipotético lector: la concordia de un acuerdo.

2

Así, los poemas se suceden en esta suite donde el agua y la piedra, como dos elementos hondamente significativos, se complementan, contraponen y dialogan entre sí en una especie de danza delicada y coral, con un juego de movimientos de objetos y emociones haciéndose y deshaciéndose en la superficie de lo real enunciado, la palabra que fluye y cuya fluencia construye el cuerpo del poema, su materialidad evanescente y a la vez certera: “No fue el eco, ni la demorada fragancia del río, / tampoco la luz que finge quebrarse / en las sombras, la que trajo aquí tu acento, / que creció y se fue deslizando / como un sol misterioso. // Tal vez la noche incitante y extraña, / te dejó en la mañana, sembrada y desnuda, / entre el agua y la piedra.” (Desnuda y sembrada, pág. 85).

Compartir: