Errática, Víctor Rodríguez Núñez

$9.800

Milarepa, el monje tibetano del siglo XI, escribía sobre lugares lejanos sin haber salido jamás de su templo: utilizaba su capacidad de experimentar la visión pura. Bajo esa misma clave perceptiva pero con un autor de cuerpo y conciencia presentes en cada lugar, los poemas peregrinos de errática trazan un itinerario ajeno a las coordenadas que nos ciñen a esta dimensión: es poesía y puede saltar en tiempo y espacio, del Estrecho de Bering a una parada rural de autobuses en Gales, de Struga −“de nuevo nada nuevo / en esta irrealidad”− a Mazatepe, y preguntarse ante el Monasterio de San Naum si acaso este es “el paisaje que los muertos no olvidan”. Somos polizones en la maleta y a través de sus ojos vemos a cada sitio convertirse en un país quimérico. Víctor Rodríguez Núñez nos demuestra que la belleza aparece en esos rincones inesperados y utiliza imágenes poderosas para crear una atmósfera contemplativa. El viaje está dentro y fuera al mismo tiempo. Podríamos decir que en errática somos pasajeros pero también somos el viaje.

Daniel Calabrese

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