Casa Rodante, Gustavo Oña

$10.800

Cuando se acerca la muerte del padre y su imagen se hunde tras las paredes de un geriátrico ¿Qué afectos surgen del más temprano vínculo? Quemazones en el pecho, palabras vacías, nudos en la garganta, lagunas mentales, presencias breves…

Esta novela corta y quijotesca narra los enredos del protagonista ante un encierro que urge resolver tras haber sufrido una pesadilla repulsiva. Esa especie de extrañeza que perturba el cuerpo cuando se hacen presentes las paradojas del deseo. En los paisajes sin salida del conformismo conyugal la casa rodante se pone en movimiento, permite al personaje librarse de una existencia insípida, a costa de cargar con el peso de un padre decrépito.

Entre duelo y escritura un río de dudas confluye hacia un mar de recuerdos mezclados con pensamientos no resueltos de la historia familiar. La salida se precipita al imitar la chispa de otro cuerpo para encender otro cantar, donde no se está del todo seguro. Como el grito del tero que llama a un lugar porque su nido se encuentra en otro sitio.

Casa rodante es también una acción de escritura, un nido dividido en dos partes: la novela y los anexos. En la primera se amplifican las pasiones humanas y en la segunda el work in progress de la obra literaria. Ambas trenzadas por un travelling sobre ruedas que acerca o aleja los restos familiares hacia el límite de la escritura: Siento que la escritura es mi anexo, mi manera de bordear las fronteras de mi propia vida. Gustavo Oña nos invita a entrar en el territorio de su procedimiento de escritura donde novela y anexos se visitan de noche, se contaminan, y se olvidan... 

Patricio Debiase 

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