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A partir de la idea de lo que se continúa en toda familia, Una marca de nacimiento (mágicas naranjas, 2021) reúne las voces de poetas argentinos de distintas épocas con el fin de rastrear esas huellas muchas veces invisibles que determinan un punto de partida. Compilada por Patricio Foglia y Gustavo Yuste, se puede encontrar en este libro versos que abren la puerta a vínculos intergeneracionales en toda su complejidad y riqueza. 

1 –De esta agua envenenada… – Gabby de Cicco*
De esta agua envenenada,
que continúa envenenada por más que escriba,
de ella bebemos todes, sin excepción.

Desde entonces lo yermo nos habita,
¿o era desde siempre?

No recuerdo un día
en que haya bebido otra agua
menos salobre.

Mi madre o mi abuela
me bañaban en la pileta
del patio, bajo la parra.

Ellas cuidaban, sin lograrlo,
que el veneno no me tocara.

*(Rosario, 1965), en Transgénica, (Baltasara, 2020).

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2 – Ruta – Roberta Iannamico*
Parábamos en la ruta
y mi mamá y yo
corríamos a hacer pis
bajábamos
al túnel
debajo de la ruta
nos agachábamos
daba risa escuchar los autos
arriba nuestro
con el culo al aire
a mi me vino
el viento en contra
y me mojé
nos reíamos
nos reíamos.

*(Bahía Blanca, 1972), en Tendal (del Diego, 2001).

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3 – No era fecha religiosa – Silvina Giaganti*
Me daba mucha vergüenza que mi papá se dejara puesta
la ropa de trabajo fuera de horario y anduviera
por ahí así vestido, la camisa, el pantalón azul de grafa,
yendo y viniendo por el barrio, tomándose colectivos
como si no supiera, o no se mereciera, usar otra cosa.
Una vez abrí la puerta de su pieza y lo encontré hablándole de cerca
a un cuadro con la imagen de Jesús, colgada
sobre el respaldo de la cama.
Le hablaba en susurros, la cara
pegada al marco, le había puesto unas ramas de laurel.
No era fecha religiosa.
Me pregunto qué le decía, porque conmigo no hablaba.
No se dio cuenta de que yo estaba ahí.
Hasta jubilarse se levantó a las 4.30 de la mañana calentaba leche
en una taza de loza mientras le pegaba una barrida a la cocina.
A veces el ruido de las fibras de la escoba me despertaba
y lo miraba por la ventana esperando el colectivo para irse a trabajar.
Recuerdo que hacía fuerza para que llegara rápido, así no pasaba frío
o algo raro en la calle.
Se colgaba de torres para soldar, y los fines de semana hacía changas:
revoques, pintura de interiores y frentes, arreglos de cortinas.
En la cancha, en una final, le grité un gol en la cara
porque somos de equipos diferentes.
Alguna vez me dijo que yo le gustaba como era porque me defendía
de lo que él no pudo.
Ahora gano más que su jubilación y me da una vergüenza enorme.
Siempre me compró las mejores zapatillas, las mejores ropas, la mejor gaseosa.
Hace poco fui a su casa y me llevé la camisa Ombú que ya no usa,
me empezó a gustar la tela y el color.

*(Avellaneda, Buenos Aires, 1976), en Tarda en apagarse, (Caleta Olivia Ediciones, 2017)

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Una marca de nacimientoUna marca de nacimiento (mágicas naranjas, 2021), antología compilada por Patricio Foglia y Gustavo Yuste.
4 – Sin título – Marcos Gras*
Ayer Benja lloraba.
Lo alcé y nos fuimos a jugar con sus bloques
hicimos torres naranjas, verdes y amarillas
tan altas como montañas o al menos tan altas como son las montañas de Benja,
cada vez que poníamos la última pieza
Benja demolía las torres
con una gran risa,
pura limpia genuina.
No recuerdo haberme reído así jamás
reía y me miraba como queriendo compartir ese momento conmigo
una comunión
de padre a hijo
sin santos
sin escollos
después decía “más”
y volvíamos a comenzar a armar la torre.
Yo no sé este pibe me hace sentir que aún tengo todo por aprender
eso me regocija.
Tanto como verlo armar esas torres brillantes,
tanto como verlas caer bajo su risa.
Una y mil veces.

* (Buenos Aires,1976), en Semana laboral, (Santos Locos, 2024).

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5 – El dulce porvenir – Carlos Battilana*
Cuando los mejores poetas de mi generación
curtidos por las drogas
la grasa y el vino excesivo
están haciendo pie
y pueden usar la palabra templanza
con toda propiedad

reunir poemas
evaluar con cierta distancia
sus tesoros
su cúmulo precioso

cuando cerca de los 50
la juventud
es una palabra
que ha sido usada
y se puede recordar
—sí, con alegría—
las viejas amistades
los duelos
los viajes pequeños

cuando
el poeta
de los grandes experimentos
pero de otros poemas
mejores aún
es una increíble
referencia
y ahora
puede
—finalmente—
distribuir
el aire
y la respiración
porque ha corrido tanto

yo aún
el poeta de la familia
el poeta que
literalmente
ha administrado la energía
el poeta del tenis
estoy cambiando a mi hijo
interminable
en el baño
posterior de la casa
y le digo
“te amo te amo”
y barro
bajo los signos y los hábitos
de antiguos mecanismos
la ropa la basura y me muevo
—ya ciego—
entre escombros de fuego
y no tengo, lo sé,
escapatoria
no puedo ni podré respirar

amo
con pobreza
como pude

pronuncio “te amo”
como una
invocación
como una oración religiosa
—polvo del camino—
la única propiedad
con base
en lo real.

* (Paso de los Libres, Corrientes,1964), en Ramitas (Caleta Olivia, 2019)

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